A
continuación un discurso, que ha logrado posicionarse como uno de mis
favoritos, el nivel de identificación al leer cada palabra fue único. Espero lo
disfruten tanto como yo lo hice. Discurso de Graduación de Neil Gaiman, The University of
Arts,17 de Mayo de 2012
Nunca
esperé realmente encontrarme dando consejos a gente graduándose de un
establecimiento de educación superior. Yo nunca me gradué de la universidad. Ni
siquiera lo intenté. Me escapé de la escuela tan pronto pude, esperar cuatro
años más de aprendizaje obligado para convertirme en el escritor que quería ser
era sofocante.
Salí al mundo, empecé a escribir, y
me iba convirtiendo en un mejor escritor mientras más escribía, y escribí más,
y a nadie parecía importarle que lo estaba inventando en el camino, la gente
simplemente leía lo que yo escribía y pagaban por eso, o no lo hacían, y muchas
veces me solicitaban que escribiera algo más para ellos.
Lo que me ha dejado con un saludable
respeto y aprecio por la educación superior que aquellos de mi familia y
amigos, que asistieron a universidades, han perdido hace bastante tiempo.
Mirando atrás, he tenido un
formidable viaje. No estoy seguro de poder llamarlo una carrera, porque una
carrera implica que tuve algún tipo de plan de carrera, lo que nunca fue así.
Lo más cercano que tuve fue una lista que hice cuando tenía 15 años de todo lo
que quería hacer: escribir una novela adulta, un libro infantil, un comic, una
película, grabar un audiolibro, escribir un episodio de Doctor Who… y así. No
tenía una carrera. Yo simplemente hice lo que seguía en la lista.
Entonces pensé en decirles todo lo
que desearía haber sabido cuando comencé, y algunas cosas que, mirando en
perspectiva, supongo que sí sabía. Y que también les daría el mejor consejo que
recibí, que fallé completamente en seguir.
Primero que nada Cuando comienzas una carrera en las artes no tienen
ninguna idea de qué estás haciendo.
Esto es genial. La gente que sabe lo
que está haciendo conoce las reglas, y sabe lo que es posible e imposible. Tú
no lo sabes. Y no debes saberlo. Las reglas de lo que es posible e imposible en
las artes fueron hechas por gente que no había probado los límites de lo posible
yendo más allá de ellos. Y tú puedes hacerlo. Si no sabes que es imposible es
más fácil de hacer. Y como nadie lo ha hecho antes, no han hecho reglas que
impidan a alguien hacerlo nuevamente.
Segundo Si tienes una idea de lo que quieres hacer, de la razón por la que
fuiste puesto acá, entonces ve y haz eso.
Y eso es mucho más difícil de lo que
suena y, a veces al final, mucho más fácil de lo que puedes imaginar. Porque
normalmente, hay cosas que debes hacer antes de que puedas llegar al lugar al
que quieres ir. Yo quería escribir comics y novelas e historias y películas,
así que me convertí en un periodista, porque los periodistas tienen permitido
hacer preguntas, y simplemente ir y descubrir cómo funciona el mundo, y además,
para hacer estas cosas yo necesitaba escribir y escribir bien, y me pagaban por
aprender cómo escribir económicamente, de manera concisa, a veces bajo
condiciones adversas, y a tiempo.
A veces la manera de hacer lo que esperas
hacer será clarísima, y otras veces será casi imposible decidir si estás o no
haciendo lo correcto, porque tendrás que equilibrar tus metas y esperanzas con
el alimentarte, pagar deudas, encontrar trabajo, conformarte con lo que puedes
obtener.
Algo que me funcionó fue imaginarme
donde quería estar – siendo un autor, principalmente de ficción, haciendo
buenos libros, haciendo buenos comics y ganándome la vida a través de mis
palabras – era una montaña. Una montaña lejana. Mi meta.
Y yo sabía que mientras me mantuviera
caminando hacia la montaña estaría bien. Y cuando realmente no estaba seguro de
qué hacer, podía parar, y pensar si lo que hacía me estaba llevando hacia la
montaña o alejándome de ella. Dije que no a trabajos editoriales en revistas,
trabajos de verdad que hubieran pagado dinero de verdad, porque sabía que, por
atractivos que fueran, para mí era caminar alejándome de la montaña. Y si esas
ofertas de trabajo hubiesen llegado antes podría haberlas tomado, porque
hubiesen sido estar más cerca de la montaña de lo que yo estaba en ese momento.
Aprendí a escribir, escribiendo.
Tendía a hacer cualquier cosas mientras se sintiera como una aventura, y a
detenerme cuando se sentía como trabajo, lo que significó que la vida no se
sentía como un trabajo.
Tercero Cuando comienzas, tienes que lidiar con el problema de fracasar. Tienes
que tener la piel curtida, aprender que no todos los proyectos sobrevivirán.
Una vida de trabajador independiente (freelancer), una vida en las artes, es
algunas veces poner mensajes en botellas, en una isla desierta, y esperar que
alguien encuentre una de tus botellas y la abra, y la lea, y ponga algo en una
botella que va a volver de algún modo a ti: un comentario, o un encargo, o
dinero, o amor. Y debes aceptar que puedes tener que poner cien cosas por cada
botella que termine volviendo.
Los problemas del fracaso son
problemas de desaliento, de desesperanza, de hambre. Quieres que te pase todo,
y lo quieres ahora, y las cosas van mal. Mi primer libro – una pieza de
periodismo que había hecho por dinero, y que ya me había comprado una máquina
de escribir eléctrica gracias al avance – debería haber sido un bestseller.
Debería haberme pagado mucho dinero. Si la editorial no hubiera ido a la
quiebra involuntaria entre que se vendió la primera edición y que saliera la
segunda, y antes de que se pudieran pagar las regalías, lo habría hecho.
Y me encogí de hombros, y aún tenía
mi máquina de escribir eléctrica y suficiente dinero para pagar la renta por un
par de meses, y decidí que en el futuro haría lo posible para no escribir
libros sólo por el dinero. Si no obtienes el dinero, entonces no obtienes nada.
Si hacía un trabajo del que estaba orgulloso y no obtenía el dinero, al menos
tendría el trabajo.
De vez en cuando, olvido esa regla, y
cuando lo hago, el universo me patea fuerte y me lo recuerda. No sé si es un
tema para alguien además de para mí, pero es verdad que nada de lo que he hecho
en la que la única razón para hacerlo ha sido el dinero ha valido la pena,
excepto como experiencia amarga. Usualmente tampoco terminaba obteniendo el
dinero.
Las cosas que hice porque me excitaba
hacerlas, y quería verlas existiendo en la realidad nunca me han defraudado, y
nunca me he arrepentido del tiempo que he gastado en ellas.
Los problemas del fracaso son duros.
Los problemas del éxito pueden ser más duros, porque
nadie te advierte sobre ellos.
El primer
problema de cualquier tipo de incluso éxito moderado es la inquebrantable convicción
de que te estás saliendo con la tuya de algún modo, y que en cualquier momento
te van a descubrir. Es el Síndrome del Impostor, algo que mi esposa Amanda
bautizó como la Policía del Fraude.
En mi
caso, yo estaba convencido de que golpearían la puerta, y un hombre con un
portapapeles (no sé por qué andaba con un portapapeles, pero en mi cabeza, lo
hacía) estaría ahí, para decirme que todo se había acabado, que me habían
descubierto, y que ahora tendría que buscar un trabajo de verdad, uno que no
consistiera en inventar cosas y escribirlas, y leer libros que quería leer. Y
entonces me iría silenciosamente y conseguiría un trabajo donde no tienes que
inventar más cosas.
Los
problemas del éxito. Son reales, y con suerte los experimentarás. El punto en
el que dejas de decir sí a todo, porque ahora las botellas que lanzaste al
océano están todas volviendo, y tienes que aprender a decir no.
Miraba a
mis compañeros, y a mis amigos, y a aquellos que eran mayores que yo y veía
cuan miserables eran algunos: los escuchaba decirme que ya no podían imaginarse
un mundo donde hacían lo que siempre habían querido hacer, porque ahora tenían
que ganar cierta cantidad de dinero cada mes sólo para seguir estando donde
estaban. No podían ir y hacer las cosas que importaban, y que ellos realmente
querían hacer; y eso parecía una tragedia tan grande como cualquier problema
del fracaso.
Y luego
de eso, el mayor problema del éxito es que el mundo conspira para impedir que
hagas eso que tú haces, porque eres exitoso. Hubo un día en el que miré y me di
cuenta de que me había convertido en alguien que respondía e-mails
profesionalmente, y que escribía como hobby. Comencé a responder menos e-mails,
y me alivió darme cuenta que escribía mucho más.
Cuarto, espero que cometan errores. Si
están cometiendo errores, significa que están haciendo algo. Y los mismos
errores pueden ser útiles. Yo una vez escribí mal Carolina, en una carta,
cambiando la A por la O, y pensé “Coraline parece un nombre real…”
Y
recuerda que sin importar en qué disciplina estés, ya sea que eres un músico o
un fotógrafo, un gran artista o un caricaturista, un escritor, un bailarín, un
diseñador, lo que sea que hagas tienes algo que es único. Tienes la habilidad
para hacer arte.
Y para
mí, y para tanta gente que he conocido, eso ha sido un salvavidas. El mayor
salvavidas. Te lleva por los buenos tiempos y te ayuda en los otros.
A veces
la vida es difícil. Las cosas salen mal, en la vida y en el amor y en los
negocios y en la amistad y en la salud y en todas las otras cosas en las que la
vida puede salir mal. Y cuando las cosas se ponen difíciles, esto es lo que
debes hacer:
Haz buen
arte.
Lo digo
en serio. ¿Tu esposo se escapa con un político? Haz buen arte. ¿Tus piernas
fueron aplastadas y luego caminas como una boa constrictora mutante? Haz buen arte.
¿Los impuestos te asfixian? Haz buen arte. ¿El gato explotó? Haz buen arte.
¿Alguien en Internet piensa que lo que haces es estúpido o malvado o que no es
nuevo? Haz buen arte. Probablemente las cosas van a arreglarse de algún modo, y
eventualmente el tiempo quitará la espina, pero eso no importa. Sólo da lo
mejor. Haz buen arte.
Hazlo en
los buenos días también.
Quinto, cuando estés en eso, haz buen
arte. Haz cosas que sólo tú puedes hacer.
El
impulso, al comienzo, es copiar. Y no es algo malo. La mayoría de nosotros sólo
encontramos nuestras propias voces después de sonar como muchas otras personas.
Pero la única cosa que tú tienes y que nadie más tiene es a ti. Tu voz, tu mente,
tu historia, tu misión. Así que escribe y dibuja y construye y juega y baila y
vive como sólo tú puedes hacerlo.
En el
momento en el que sientas que estás caminando por la calle desnudo, exponiendo
demasiado de tu corazón y de tu mente y lo que existe en tu interior, mostrando
mucho de ti, ese es el momento en el que quizás has comenzado a hacerlo bien.
Las cosas
que he hecho que funcionaron para mejor fueron las cosas de las que estaba
menos seguro, las historias que estaba seguro que o iban a funcionar, o más
probablemente serían de ese tipo de fracasos vergonzosos por los que la gente
se juntaría a hablar de ellos hasta el fin de los tiempos. Todas ellas tenían
eso en común: al mirarlas, la gente explica por qué fueron éxitos inevitables.
Cuando las estaba haciendo, no tenía idea.
Aún no la
tengo. Y ¿dónde estaría la diversión en hacer algo que sabes que va a
funcionar?
Y a veces las cosas que hice realmente no funcionaron.
Hay historias mías que nunca han sido reimpresas. Algunas nunca dejaron la
casa. Pero he aprendido tanto de ellas como lo hice de las cosas que sí
funcionaron.
Sexto. Voy a entregarles conocimiento secreto de un trabajador independiente.
El conocimiento secreto siempre es bueno. Y es útil para cualquiera que tenga
planes de crear arte para otras personas, para entrar al mundo del trabajo
independiente de cualquier tipo.
Lo aprendí en los comics, pero se
aplica a otros campos también. Y es este:
Las personas son contratadas porque,
de alguna forma deben ser contratadas. En mi caso, yo hice algo que en esos
días pre-internet, parecía una buena estrategia para una carrera: cuando los
editores me preguntaron para quién había trabajado, mentí.
Di un listado de revistas que sonaban
bien, y yo soné confiado, y obtuve los trabajos. Luego me comprometí conmigo
mismo a escribir algo en cada una de las revistas que mencioné para obtener ese
primer trabajo, de modo de que no hubiese mentido realmente, sino que
simplemente hubiese sido cronológicamente limitado.
La gente tolerará lo desagradable que
puedas ser si tu trabajo es bueno y lo entregas a tiempo. Ellos perdonarán tu
tardanza si el trabajo es bueno, y les caes bien. Y no tienes que ser tan bueno
como los otros si entregas las cosas a tiempo y siempre es un placer saber de
ti.
Cuando accedí a dirigirme a ustedes,
comencé a pensar cual sería el mejor consejo que me habían dado a lo largo de
los años.
Y vino de Stephen King hace veinte
años, en la cúspide del éxito de Sandman. Estaba escribiendo un comic que la
gente amaba y que estaban tomando en serio. A King le había gustado Sandman y
mi novela con Terry Pratchett, “Buenos Presagios”, y vio la locura, las largas
filas para firmas, todo eso, y su consejo fue este:
“Esto es realmente genial. Deberías disfrutarlo.”
Y no lo hice. El mejor consejo que me
han dado y lo ignoré. En vez de eso, me preocupé por ello. Me preocupé por la
siguiente fecha de entrega, la próxima idea, la próxima historia. No hubo un
momento por sol siguientes catorce o quince años en los que no estuviera
escribiendo algo en mi cabeza, o pensando en ello. Y no me paré y miré
alrededor y dije “esto es realmente divertido”.
Desearía haberlo disfrutado más. Ha
sido un viaje asombroso. Pero hubo partes del viaje que me perdí, porque estaba
demasiado preocupado por las cosas que podían salir mal, por lo que vendría
después, para disfrutar la parte en la que estaba.
Esa fue la lección más difícil para
mí, creo: dejarse llevar y disfrutar el viaje, porque el viaje te lleva a
algunos lugares sorprendentes e inesperados.
Y aquí, en esta plataforma, hoy, estoy
en uno de esos lugares. Estoy disfrutando inmensamente.
A todos los graduados de hoy les deseo buena suerte. La suerte es
útil. Muchas veces descubrirán que mientras más duro trabajen, y mientras más
sabiamente trabajen, más suerte tendrán. Pero hay suerte, y ayuda.
He hablado con gente en la cúspide del
mundo editorial, en la venta de libros, en todas esas áreas, y nadie sabe cómo
estará el panorama en dos años desde ahora, menos aún en una década. Los
canales de distribución que la gente ha construido durante el último siglo o
más están modificándose para la impresión, para los artistas visuales, para los
músicos, para la gente creativa de cualquier tipo.
Lo que es, por un lado, intimidante,
y por el otro, inmensamente liberador. Los moldes, de como hacer que tu trabajo
sea visto, se están rompiendo. Los guardianes están dejando sus puertas. Puedes
ser tan creativo como necesites serlo para lograr que tu trabajo sea visto.
YouTube y la red pueden darte más
gente mirando que lo que la televisión jamás dio. Las antiguas reglas se están
desmoronando y nadie sabe cuáles son las nuevas reglas.
Así que haz tus propias reglas.
Alguien me preguntó hace poco como
hacer algo que ella pensó iba a ser difícil, en este caso grabar un audio
libro, y yo le sugerí que pretendiera que ella era alguien que podía
hacerlo.
No pretender hacerlo, pero pretender
que ella era alguien que podía. Puso una nota al respecto en la pared de su
estudio, y dijo que le ayudó.
Así que sé inteligente, porque el
mundo necesita más inteligencia, y si no puedes ser inteligente, pretende ser
alguien que es inteligente, y entonces sólo compórtate como esa persona lo
haría. Y ahora ve, y comete errores interesantes, haz errores increíbles haz
errores gloriosos y fantásticos. Rompe reglas. Deja el mundo más interesante
porque pasaste por él.
Haz buen arte.
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