México,
1953
Sr.
mío Don Diego:
Escribo
esto desde el cuarto de un hospital y en la antesala del quirófano. Intentan apresúrame
pero yo estoy resuelta a terminar ésta carta, no quiero dejar nada a medias y
menos ahora que sé lo que planean, quieren herirme el orgullo cortándome una
pata... Cuando me dijeron que habrían de amputarme la pierna no me afectó como
todos creían, NO, yo ya era una mujer incompleta cuando te perdí, otra vez, por
enésima vez quizás y aún así sobreviví.
No
me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque
si te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste
el cuerno, no sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres.
¿Cómo
cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina pero hoy
he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mí, primero por mí
porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te
dieron ellas que yo no te di? Porque no nos hagamos pendejos Diego, yo todo lo
humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces
para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada.
Bueno
el motivo de esta carta no es para reprocharte más de lo que ya nos hemos
reprochado en esta y quién sabe cuántas pinches vidas más, es sólo que van a
cortarme una pierna (al fin se salió con la suya la condenada). Te dije que yo
ya me hacía incompleta de tiempo atrás, pero ¿qué puta necesidad de que la
gente lo supiera? Y ahora ya ves, mi fragmentación estará a la vista de todos,
de ti.
Por
eso antes que te vayan con el chisme te lo digo yo "personalmente",
disculpa que no me pare en tu casa para decírtelo de frente pero en éstas
instancias y condiciones ya no me han dejado salir de la habitación ni para ir
al baño. No pretendo causarte lástima, a ti ni a nadie, tampoco quiero que te
sientas culpable de nada, te escribo para decirte que te libero de mí, vamos,
te "amputo" de mí, sé feliz y no me busques jamás.
No
quiero volver a saber de ti ni que tú sepas de mí, si de algo quiero tener el
gusto antes de morir es de no volver a ver tu horrible y bastarda cara de
malnacido rondar por mi jardín.
Es
todo, ya puedo ir tranquila a que me mochen en paz.
Se
despide quien le ama con vehemente locura
Su
Frida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario